
Educando y formando con Ciclo Reciclo
A pesar de que Colombia es uno de los países más privilegiados por sus riquezas naturales, por la variedad y belleza de su geografía y, por la diversidad de sus ecosistemas; lo paradójico es que también es uno de los países con mayor producción de residuos. Y a esto se le suma la falta de conciencia ambiental por parte de algunos ciudadanos que no comprenden que lo que usualmente ven como basura, son recursos sostenibles que aparte de que se pueden reciclar y reutilizar, son una fuente económica tanto para ciudadano como para el reciclador.
Según el Ministerio de Ambiente y Sostenibilidad (2016), Colombia de las 11,6 millones de toneladas que genera al año, solo aprovecha únicamente un 17 por ciento. Estas cifras en comparación con algunos estudios ambientales de otros países son alarmantes. Holanda y Alemania aprovechan una gran cantidad de sus residuos sólidos como materias primas para la industria. Y sin irnos más hacia el hemisferio oriental, España tiene varios programas en los cuales aprovechan un 40 por ciento de sus desechos en su reutilización para producir nuevos objetos.
Frente a este crudo panorama, uno de los mayores detonantes ambientales en cuanto a la acumulación de residuos sólidos en Colombia, es el distrito capital de Bogotá. Según un estudio del Departamento de Planeación (2015) esta ciudad acumula 6.308 toneladas al día. Antioquia, ocupando un segundo lugar, genera 3.147 toneladas diarias y, finalmente el departamento del Valle del Cauca obtiene 2. 044 toneladas por día.
Pero lo que realmente preocupa, no es que estos lugares sean los mayores productores de “basura”, como le llamarían los ciudadanos, sino que a pesar de obtener más de 60 esquemas regionales de reciclaje que benefician a 765 municipios; estos no están brindando una orientación adecuada a los colombianos, de modo que hay un desconocimiento total en algunas zonas del país en cuanto a la adecuada separación de los residuos y su reutilización. Es por ello que la conciencia ambiental de los ciudadanos está decayendo a un rumbo desconocido en el que se sigue aumentando los índices de contaminación en el país.
A esto, también se le suma otros factores que perjudican los planes de Gestión Integral de Residuos Sólidos que se implementan en las comunidades, pues no siempre pueden completar el ciclo adecuado de los residuos orgánicos biodegradables -los restos de comida, frutas y verduras, sus cáscaras, carne, huevos, entre otros-, por la poca aceptación de los ciudadanos en cuanto a la ubicación de los rellenos sanitarios, la ausencia de planificación por parte de los entes encargados para mejorar las prácticas ambientales, el uso generalizado de botaderos a cielo abierto y el desconocimiento de los impactos que puede causar la inadecuada descomposición de los residuos sólidos.
Igualmente, algunos de estos programas ambientales no tienen un largo camino para afianzar la práctica de separación en los residuos, ni educar de cerca los hogares, tampoco permiten disponer dobles circuitos para la recolección de residuos (reciclable y orgánicos) en las grandes ciudades; de modo que el panorama es cada vez más incierto. ¿Estaremos condenados a vivir en medio de tanto desperdicio ambiental?
En todo caso, hay esfuerzos desde la orilla pública que están abriendo el camino para reorientar la educación de los ciudadanos en cuanto a los procesos de reciclaje. Esto con el fin de ir combatiendo poco a poco el calentamiento global, y así reducir la cantidad de residuos sólidos contaminantes, lo cual no solo ayuda a disminuir la contaminación del suelo, sino también permite subsanar otros recursos indispensables para la supervivencia del ser humano como lo son el agua y el aire.
A esta iniciativa se le ha sumado la dependencia de cultura ambiental y servicio al ciudadano de la Cooperación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), implementado una estrategia en pro del reciclaje llamada “Ciclo Reciclo”, desde el xx. Este programa ambiental busca incentivar en la comunidad las acciones de reciclaje, la separación en la fuente, la reducción de la producción de basuras y la reutilización de materiales, así como también generar conciencia sobre la protección y cuidado del medio ambiente.
Luz Nidia Díaz, coordinadora técnica del programa Ciclo Reciclo cuenta que esta iniciativa, poco a poco ha instalado en el ship humano la regla de las tres erres, reducir, reutilizar y recuperar materiales por medio de convenios con las alcaldías municipales, las entidades encargadas de la prestación del servicio público de aseo, las instituciones educativas, las juntas de acción comunal y los hogares infantiles.
Reducir: Los ciudadanos deben implementar acciones para reducir la producción de objetos susceptibles de convertirse en residuos
Reutilizar: Acciones que permitan volver a emplear un producto para darle una segunda vida, con el mismo o distinto uso
Recuperar o reciclar: Recogida y tratamiento de residuos que permiten reintroducirlos en un ciclo de vida
Con estas alianzas, esta estrategia ambiental busca llegar a las poblaciones más escondidas del país, para que desde pequeñas comunidades se conozca la importancia de no generar tantos residuos y que, si se generan, se alargue su vida útil reutilizándolos de otras formas.
Sin embargo, Ciclo Reciclo a pesar de que se esté implementado en más de 46 municipios de Colombia, necesita mayor proyección para un mejor impacto social y ambiental. Es por ello que la CAR, desde el 2007 ha estado apoyando la política nacional de educación ambiental que promueve la implementación de proyectos ambientales escolares y universitarios, conocidos como PRAE (Proyecto educativo escolar) y PRAU (Proyecto educativo universitario).
Estos proyectos buscan que toda la maya curricular de las instituciones en las que se implementen los programas, estén articuladas con el eje ambiente. “Si se habla de matemáticas, que no solo se hable de números, sino que se hable de los indicadores de impacto ambiental. Que cuando se vea química, no solo sea una ciencia aterrizada a lo que nos dice un libro, sino que veamos cómo se puede transformar un residuo orgánico en un material aprovechable, enriquecedor de suelo” menciona Julieth Ramírez, coordinadora social del programa Ciclo Reciclo.
En cuanto a los recicladores, esta dependencia de la CAR desde el 2016 también ha articulado estrategias de educación para estos ciudadanos, por medio de encuentros participativos, en los que les brindan una información orientada para que sepan identificar los materiales que son o no son reciclables, pues es importante saber que recurso se está utilizando o afectado cada vez que se genera un residuo.
También los guían para que reconozcan acertadamente los elementos que pueden servir para una recuperación industrial o elementos que tienen un manejo de pos consumo de cierre de ciclo como son los residuos peligrosos. “No todos tienen claro que el papel viene de la celulosa de los árboles, que los plásticos que utilizamos vienen del petróleo. Pero que al mismo tiempo el petróleo tiene miles de utilidades que están contaminando estos ejercicios de reciclaje. Conociendo esto, los recicladores no solo contribuyen al medio ambiente, sino a su calidad de vida desde su labor” señala Julieth Ramírez.
Desde estos proyectos, se permite que el ciudadano que no haya contribuido al reciclaje durante varios años, se ponga en los zapatos del reciclador, que a mano limpia tiene que escarbar las basuras para encontrar su sustento diario, y comprenda que reciclar no solo ayuda al planeta sino también a la calidad de vida de un reciclador más.