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¿Alguna vez se ha preguntado qué se sentirá vivir entre pilas de materiales y residuos que ya nadie quiere?

 

La pregunta es clara y no dice vivir entre basura, sino vivir entre residuos como el material de reciclaje. Este cuestionamiento lo puede responder Ana Celina Martínez con mucha facilidad, ella es una recicladora de oficio quien ha invertido su vida en salvar material aprovechable de la basura y en crear organizaciones que ayuden y resalten la labor del reciclador.

 

Ana Celina lleva toda una vida entre cartones, botellas de plástico, vidrios, hierros y demás materiales que ya nadie quiere pero que significan el sustento diario para ella. La mayor parte de sus pertenencias las ha rescatado de la basura, no le da pena y lo dice con mucho orgullo;  porque para ella lo importante es que cada artículo que recoja para su uso personal esté limpio y funcione perfectamente, ella no necesita de marcas ni del olor a nuevo de las cosas, es casi como una filosofía de vida aunque no lo exprese de esa manera.

 

Su rostro revela las marcas de una vida ejerciendo una labor que no ha sido reconocida como tal, una profesión exigente y desagradecida, porque la sociedad se ha encargado de ponerle estigmas graves a los recicladores, quienescumplen una función muy importante a la hora de la verdad.

 

¿Qué sería de nosotros y del medio ambiente sin los recicladores? A lo mejor iríamos por la construcción del quinto o sexto relleno sanitario en Bogotá, porque no hay lugar que aguante el montón de basuras generadas por los ciudadanos día a día;  y de no ser por los recicladores el impacto ambiental de nuestros residuos sería inimaginable y casi imperdonable.

 

Ana Celina, al igual que la ARB entiende esta difícil labor y por eso ha luchado junto con esta y otras organizaciones para mejorar la calidad de vida de los recicladores y, por supuesto, sus condiciones de trabajo que en muchas ocasiones son casi imposibles de padecer. No solamente es lidiar con el trabajo en la calle, la exposición a las basuras, los malos olores y el clima con sus agresivos cambios, también deben luchar contra toda una sociedad estigmatizadora que no reconoce su importante labor tanto para la sanidad de las ciudades, como para el medio ambiente que nos rodea.

 

Ana Celina Martínez tiene tres hijos que siguieron sus pasos y vieron en el reciclaje una oportunidad de vida; aún así sigue saliendo a las calles a buscar cartones, papeles, latas y cuanto material sume peso en una báscula y esos gramos se conviertan en dinero para sobrevivir. Su casa, la cual consiguió gracias a su trabajo, es su centro personalizado de recolección de material reciclable, en el garaje estaciona sus dos carros de tracción humana muy parecidos a los bicitaxis, allí mismo guarda innumerables bolsas con distintos tipos de material ya separados y limpios que están listos para volver a ser parte de la oferta en la economía.

 

El motor de su vida son sus hijos y el trabajo por hacer respetar su labor y la de sus colegas. An Celina Martínez no solamente se ha limitado a reciclar y recibir dinero por eso; pues es muy consciente de las necesidades de las personas que pertenecen a su gremio y a su barrio; es por esta razón que ha sido líder en múltiples ocasiones llevando a cabo acciones y proyectos que beneficien a las personas que necesitan ayuda.

 

Con mucho orgullo guarda dos chalecos que saca de los ganchos de ropa para demostrar con pruebas tangibles los frutos de su liderazgo y compromiso con el reciclaje y el gremio. Cuando es cuestionada por las peticiones que le haría al gobierno se limita a decir que lo único que piden es que se les respete su trabajo, sin competencia desleal y siempre teniendo en cuenta que los recicladores son personas con necesidades iguales a las de cualquier reciclador.

 

No niega las alianzas que ha habido entre las asociaciones de recicladores y el estado, sin embargo no tiene problema en decir que el estado es un grupo y el gremio de recicladores es otro, pues resalta que todas las luchas que han ganado como gremio de recicladores ha sido por esfuerzos particulares estando siempre en la lucha por exigir garantías y derechos que la sociedad y el estado les debe.

 

Ana Celina Martínez ha estado desde el principio de la lucha, desde que había botaderos por toda Bogotá en los que buscaba reciclaje y encontraba comida en buen estado que luego llevaba a su barrio para compartir; vivió la fundación de múltiples asociaciones que han trabajado por ella y por todos sus colegas; ha estado y seguirá estando al pie del cañón esperando por la próxima hazaña que pueda lograr, porque a ella nunca le han regalado nada, todo se lo ha ganado explorando entre bolsas de basura.

Crónica de una vida entre bolsas

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